Péptidos Bioactivos

El colágeno tipo I es el más abundante colágeno corporal, da forma y estructura a piel, tendones, dentina, córnea y huesos.
La epidermis, que es la capa más externa de la piel, por lo tanto, la más visible, se ve afectada tanto por la estructura de las capas más internas de la piel, los factores ambientales, además de otros agentes como el envejecimiento, la radiación ultravioleta, las hormonas y la mala nutrición, causan la pérdida de elasticidad lo que resulta en la formación de arrugas y flacidez en la piel.

En estudios preclínicos se demostró que los péptidos bioactivos de Celus-C tienen efectos estimulantes sobre el colágeno de tipo I y otras moléculas de la matriz extracelular que conforman el tejido conectivo y son las encargadas de mantener la estructura y firmeza de la piel.

Por lo que la suplementación dietética con péptidos bioactivos de Celus-C ha demostrado un efecto estimulante notable sobre el metabolismo celular dérmico, mejorando la biosíntesis de proteínas de la matriz extracelular y, en consecuencia, restaurando la estructura dérmica.

Vitamina C

La mayoría de los mamíferos son capaces de sintetizar vitamina C, pero algunas especies como el ser humado son dependientes de fuentes exógenas de esta vitamina porque carecemos de la última enzima en la biosíntesis del ácido ascórbico a partir de la glucosa.
Su principal función es como agente reductor en diferentes reacciones en el metabolismo del colágeno para el funcionamiento normal de los vasos sanguíneos, huesos, cartílagos, encías, piel, dientes.
Además, esta vitamina contribuye en la protección de las células contra el estrés oxidativo, un normal funcionamiento del sistema inmune, sistema nervioso, del metabolismo energético y la función sicológica.

Vitamina D

El ser humano sintetiza vitamina D en la piel, tejido que se comporta como un órgano endocrino transformando el colesterol en 7 dhidrocolesterol, el cual requiere de radiación ultravioleta para transformarse en previtamina D. Posteriormente necesita dos hidroxilaciones para obtener el producto final.

Cerca del 80% de la población tiene bajos niveles de esta vitamina. La causa más frecuente de hipovitaminosis D es la disminución de síntesis en piel por baja exposición solar, también influye la pigmentación, edad, latitud y estación del año en la cual se extraen las muestras. Además, fuentes dietarias para obtenerla son escasas.

La deficiencia de vitamina D en los niños afecta el cartílago de crecimiento y genera signos típicos que configuran el raquitismo. En los adultos la afección se limita al tejido óseo y es lo que conocemos como osteomalacia.

Vitamina E

La vitamina E agrupa diferentes compuestos, dentro de los cuales se incluyen los tocoferoles y los tocotrienoles. El más importante en la especie humana es, el conocido, α-tocoferol.

Junto con las vitaminas A, D y K constituyen el grupo de las vitaminas liposolubles, caracterizadas por ser derivados del núcleo isoprenoide, solubles en lípidos y disolventes orgánicos. Son compuestos esenciales, puesto que el organismo no puede sintetizarlas, por lo que su aporte se realiza a través de la dieta en pequeñas cantidades. Los aceites vegetales constituyen una de las fuentes principales de aporte de vitamina E a través de la dieta.

Una de las funciones más importantes atribuidas a la vitamina E es su acción antioxidante. No obstante, se han observado otras no relacionadas con esta acción. Entre estas se encuentran sus efectos sobre la proliferación celular y la acción fagocítica en el sistema inmune, que a su vez se relacionan con el efecto de esta vitamina como mensajero del estado oxidativo celular. Paralelamente, existen evidencias de su relación con la apoptosis.

Zinc

La importancia del zinc como un nutriente esencial para la salud humana es de amplio conocimiento. A comienzos de la década de 1930 estudios en animales mostraron la importancia del zinc en el crecimiento y supervivencia de los animales. Más adelante, en 1961, Prasad y colaboradores reconocieron la importancia de la deficiencia de zinc en humanos. Ahora se conoce que más de 100 enzimas necesitan zinc para su función catalítica. A diferencia de otros elementos traza, se pueden encontrar ejemplos de enzimas que requieren zinc en las seis clases de enzimas (oxidoreductasas, transferasas, hidrolasas, lisasas, isomerasas y ligasas). Por ende, el zinc participa en una gama de procesos bioquímicos relacionados con el metabolismo humano y no es extraño que múltiples funciones fisiológicas y metabólicas se vean alteradas cuando ocurre su deficiencia.

El zinc se encuentra presente en todos los órganos, tejidos, fluidos y secreciones del cuerpo humano. Aproximadamente el 83% del zinc en el cuerpo está en músculo y hueso y el 95% se encuentra a nivel intracelular. No existe un lugar anatómico específico que funcione como reserva de zinc y por ende no hay reservas convencionales en tejidos que puedan ser liberadas o almacenadas en respuesta a variaciones en la dieta.